Aprendiendo a vivir otra vez
Nunca pensé que tendría que enfrentar a este enemigo cara a cara. Nos conocemos muy bien ya que me acompaña mas o menos desde hace 20 años. Yo pensaba que era normal vivir con el, obedecerle y nunca permitirme ser feliz. Jamás disfruté un almuerzo o una cena con mi familia, mucho menos un viaje o simplemente la vida diaria. Mí mal carácter, mis obsesiones compulsivas con el orden y el deporte y la engañosa anorexia me fueron llevando poco a poco al abismo.
Con mucho orgullo debo contar que gracias a la valentía y la entrega total de mis hijos, quienes tomaron las correctas decisiones a tiempo, hoy puedo contar la historia de mi camino hacia una recuperación.
En Renascentis me estoy recuperando físicamente y estoy aprendiendo a vivir otra vez, a quererme a mi misma disfrutando del cariño de mi familia de forma relajada. El camino no es fácil, el tratamiento requiere de una entrega total y de una sinceridad absoluta. Mucha veces caigo y otras quiero darme por vencida pero ahí están mis terapeutas y mi grupo de autoayuda, para levantarme, darme apoyo y dirigirme por el sacrificado sendero correcto.